Apenas toca el suelo

Sus zapatos negros de muñeca, no parecen estar hechos para caminar, sino para ser presentada ante el mundo. Dos breves mechones cuelgan simétricamente de su cabeza, adornados con lazos blancos y un flequillo al frente que le enmarca las cejas. Del detalle del vestido poco se sabe pero podría tratarse de una manzana.
Con su cuerpo intenta bajarse del columpio rojo, como el vestido y las medias que lleva puestas. Sus manos pequeñas se aferran con fuerza a las cadenas que intenta soltar al mismo tiempo.
En el rostro expresa su incomodidad con la silla que le han asignado. Con los dientes apretados dirige su mirada a alguien que se ubica fuera del cuadro, a la derecha, un tercer personaje en la escena.
La imagen no es un simple retrato de una niña, sino de su intento de fuga.